jueves, 11 de junio de 2015

Los días que nos separan - Laia Soler

LOS DÍAS QUE NOS SEPARAN - LAIA SOLER

Abril es una chica que siente como la vida le pesa sobre los hombros. A un padre ausente se le suma una madre devorada por el trabajo y un hermano pequeño con problemas. Cada mañana le supone una barrera que saltar, donde su refugio son los libros que suele pedir en la biblioteca. Allí mismo, un día ocurre algo que no espera: encontrarse con un chico misterioso que pretende coger el mismo libro que ella desea. No sería extraño si no fuese porque empieza a soñar con él cada noche, casi de manera obsesiva.
¿Qué significan esos sueños? ¿Quién es el chico de la biblioteca? Abril comienza una cruzada personal contra el tiempo, donde la ilusión la impulsará hasta el borde mismo de sus sueños.

IMPRESIONES
Nota global: 7.5

Cuando decidí leer este libro, no tenía referencias ni de la autora ni de su obra, pero la publicación de su nueva novela me llamó tanto la atención, que decidí empezar por ésta para ir abriendo boca.

En un primer momento parece una novela totalmente juvenil, quizás es la edad de los personajes y su forma de utilizar el lenguaje lo que nos hace quedarnos en esa etapa de la vida, donde todo se ve más dulce, más risueño. Pero según vamos avanzando podemos ver que también se mezclan tintes históricos y situaciones más propias de la edad adulta, lo que le aporta a la historia mucha madurez y ambas cosas combinadas por obra y magia de la autora hace de la novela un libro para todos los gustos.

La trama se desarrolla en Barcelona, tanto la actual como la pasada, ya que nos encontramos ante dos historias paralelas situadas en épocas diferentes. Los detalles de la ciudad no hay que pasarlos por alto, pues las descripciones que hace de lugares, calles y demás nos irán dando ideas a la hora de hilvanar las narraciones, tratando de encontrar un nexo de unión entre las dos. La autora no se excede a la hora de dibujarnos cada edificio, cada estancia, y eso hace que todo sea más dinámico.

En cuanto a los personajes nos encontramos con varios principales, por un lado Abril y el chico misterioso de la biblioteca. Y por otro Marina y Víctor, protagonistas de esa otra historia de principios del siglo XX.
Abril es una de esas chicas cuya vida no es fácil en la actualidad, estudia en la Universidad y debe hacerse cargo de la casa, cargando con responsabilidades que no son adecuadas por su edad. Eso le hace tratar de evadirse con los libros, donde encuentra una manera de ser completamente feliz por unas horas. Lo que ella no espera es que todo va a cambiar, y que va a tener que hacer frente a una situación de la que ningún libro la va a poder sacar, tan sólo la ayuda de su amigos Héctor y Mario le valdrán para encontrar una respuesta a todas sus preguntas.
El caso de Marina, hija de un matrimonio muy humilde es muy parecido al de Abril, ya que también lleva sobre su espalda la responsabilidad de la familia: encontrar un trabajo con el que ayudar económicamente y cuidar de sus hermanas pequeñas. Cómo iba ella a imaginarse que a todo eso se le sumaría la llegada de Víctor a sus días, haciéndolos mucho más complicados. Desde ese momento Marina tendrá su particular batalla contra los sentimientos y el deber, tendrá que elegir y cualquier elección supondrá una renuncia.
Laia Soler
Como veis, los personajes están perfectamente construidos, con unas características que les hace diferentes y especiales. Casi desde el primer momento identificamos sus formas de ser y actuar sin necesidad de entrar en demasiados detalles sobre cada uno. Se administran equitativamente las descripciones a través de los diálogos, en función del nivel de conocimiento que necesitemos, ni de más ni de menos.

La historia que nos trae Laia Soler mezcla agilidad, frescura e intensidad, mostrándonos costumbres de la España de los primeros años del siglo XX y actitudes más propias de la actualidad, pero ante todo, nos demuestra que en cuestión de emociones da igual la época, el ser humano ha nacido para amar y soñar con aquello que desea, tratando de buscar la mejor manera de hacerlo realidad.
Me quedo con los reflejos de esa sociedad anterior a nosotros, por dispares y poco cuestionados en su momento. Con el anhelo de Abril, el querer avanzar y tener una vida mejor, la constancia, el aprendizaje y todo lo bueno que seguramente va a aportar a sus lectores.
Me hago dueña de las dudas de Marina, de sus elecciones y de su espera interminable. Con todo, es afortunada por poder saborear lo que es amar a alguien sin condiciones y tener siempre la certeza de que tal sentimiento permanecerá eterno a pesar de los años.




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